Mujer que escucha a Dios

Mujer, Dios quiere abrir tus ojos y oídos para que veas y escuches más allá de lo que naturalmente puedes ver y oír. Hay veces que Dios nos habla y nosotros somos quienes nos desentendemos. Pero Dios no nos dejará solas.
Marcos 1:14-15, “Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”.
Mujer, estas bajo el cuidado y protección de un Reino poderoso. Se acercó a ti cuando el Señor Jesús vino a tu vida. Pero es necesario un cambio de actitud para que haya un cambio y no vivas de la misma manera que cuando no conocías a Dios. Y este cambio es necesario para que tú nazcas de nuevo en tus pensamientos, tus actitudes, y tus
emociones y así poder entrar en el Reino de Dios.

Dios te lleva en este tiempo a un arrepentimiento total y no parcial de tus caminos antiguos, para que no venga el juicio de parte de Dios a tu vida. Cuando te interpones, detienes el obrar de Dios en tu vida y en tu familia.

2 Corintios 10:3-5, “Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”.

Todos los días, Pablo llevaba los pensamientos cautivos a Cristo para que el Espíritu Santo obrara, guiándolo Dios mismo. Mujer, así mismo debemos nosotras debemos llevar a Dios, diariamente, todos nuestros pensamientos, situaciones y expectativas.

En la mente del humano hay muchos argumentos que llevan a la altivez. La altivez es pretender saber algo antes que la otra persona termine de exponer un pensamiento o un argumento. La altivez es rebelión, y la rebelión comenzó en el cielo. Y todos estos argumentos que llevaban a Pablo a la altivez, es lo que entregaba a Dios para obedecer
a Cristo. Te pregunto a ti, mujer de Dios: ¿A dónde irán tus pensamientos? ¿Qué necesitas tú para que Dios te cambie?

Sencillo, necesitas que tu vida sea doblegada ante Dios cada día. Para ello es necesario tener atento y abierto los ojos y los oídos, para ver y escuchar más allá de lo que tus ojos y oídos naturales pueden ver y oír.

Mateo 13:13-19, “Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis, Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus ojos; Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y con el corazón entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane. Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os digo, que
muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron. Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador: Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino”.

Jesús habla por medio de parábolas para explicar lo que es el Reino de Los Cielo, porque decía que viendo no ven y oyen pero no escuchan. Y esto sucede porque la persona sin Cristo tiene la mente en otra situación, de tal manera que no entiende cuando Cristo habla. Y esto sucede porque nuestros corazones se han engrosado y la vida se ha oscurecido. Por tal razón no podemos ver en una dimensión espiritual cómo el enemigo trabaja trayendo desánimo y para que no oigas la Voz de Dios en tu caminar cotidiano, sino que camines a ciegas, sin ver lo que no puedes ver con tus ojos naturales. Como consecuencia de ello, el pueblo se vuelve insensible a Dios, naciendo la altivez.

Necesitamos ver en este tiempo que las escamas de los ojos se caigan. Veamos en este pasaje bíblico lo que le pasó a alguien que fue fiel a Dios. Me refiero a Eliseo.

2 Reyes 6:8-20, “Tenía el rey de Siria guerra contra Israel, y consultando con sus siervos, dijo: En tal y tal lugar estará mi campamento. Y el varón de Dios envió a decir al rey de Israel: Mira que no pases por tal lugar, porque los sirios van allí. Entonces el rey de Israel envió a aquel lugar que el varón de Dios había dicho; y así
lo hizo una y otra vez con el fin de cuidarse. Y el corazón del rey de Siria se turbó por esto; y llamando a sus siervos, les dijo: ¿No me declararéis vosotros quién de los nuestros es del rey de Israel? Entonces uno de los siervos dijo: No, rey señor mío, sino que el profeta Eliseo está en Israel, el cual declara al rey de Israel las palabras que tú hablas en tu cámara más secreta. Y él dijo: Id, y mirad dónde está, para que yo envíe a prenderlo. Y le fue dicho: He aquí que él está en Dotán. Entonces envió el rey allá gente de a caballo, y carros, y un gran ejército, los cuales vinieron de noche, y sitiaron la ciudad.

Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo:!Ah, señor mío! ¿Qué haremos? Él le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo. Y luego que los sirios descendieron a él, oró Eliseo a Jehová, y dijo: Te ruego que hieras con ceguera a esta gente. Y los hirió con ceguera, conforme a la petición de Eliseo. Después les dijo Eliseo: No es este el camino, ni es esta la ciudad; seguidme, y yo os guiaré al hombre que buscáis. Y los guió a Samaria. Y cuando llegaron a Samaria, dijo Eliseo: Jehová, abre los ojos de éstos, para que vean. Y Jehová abrió sus ojos, y miraron, y se hallaban en medio de Samaria”.

Le sugiero que relea de nuevo y que interprete cada versículo. Eliseo miraba con los ojos de Dios. Cuando el rey de Siria daba la orden de atacar, en el mismo momento Dios le revelaba a Eliseo para que se cuidara el rey de Israel.
Tú podrás ver las cosas ocultas que no son manifiestas naturalmente en las circunstancias.

Cuando el rey de Siria se entera, por medio de sus consejeros, de que Eliseo era quién aconsejaba al rey de Israel, manda a un ejército a sitiar la ciudad de Dotán. Cuando el criado de Eliseo vio al ejército que había sitiado la ciudad, tuvo temor. Pero él teníatemor porque tenía los ojos espirituales cerrados, al ig ual que tú cuando dices:
“¿Ahora qué hago Señor?” Esta es una pregunta que hace una persona que no conoce a Dios. Pero Eliseo ya sabía lo que realizaría porque estaba ungido, al igual que tú cuando recibiste al Señor Jesús en tu corazón.

Entonces Eliseo llamó a su criado incrédulo y sin fe. La realidad era que estaba el ejército de Siria, pero Eliseo veía la verdad de Dios. Dios abrió los ojos del criado incrédulo y vio que Eliseo no estaba solo.

Entonces la pregunta correcta que tienes que hacerle a Dios es: “¿Qué quieres que yo haga Señor? ¿Cómo quieres que lo haga?” Sin embargo, ya que oyes la Palabra de Dios, ¿hasta cuándo vas a seguir preguntando en medio de las circunstancias difíciles “y ahora qué hago”? ¿Está Dios en tus preguntas? ¿Porque cuando viene el problema, es cuando aparece el temor?

Ya el criado miraba como Eliseo, podía mirar las cosas de Los Cielos. ¿Cómo tú estás mirando cuando tus ojos están vendados? El enemigo te tiene engañada y hasta piensas que los problemas son situaciones que tienen que pasar. Pero cuando tú te levantas en fe, te levantarás en poder.

Eliseo hace dos oraciones a Dios. Una para que abra los ojos del criado y otra para que la ceguera cayera al ejército sirio, y así Eliseo lo pudiese llevar a Samaria, tomando el control sobre el enemigo. Dios está interesado de que tú no mires acá abajo, sino en las cosas de arriba. Ahora no tenemos aquí a un Eliseo que nos abra los ojos espirituales, sino que tenemos a Jesús para habilitarte con un propósito. Y es quién quiere abrir tus ojos ahora.

Lucas 4:16-21, “Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a
los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor. Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros”. Jesús se presentó en la sinagoga de Nazaret a predicar el libro de Isaías, en el día de reposo como era su costumbre.

¿Está el Espíritu Santo sobre ti? ¡Claro que sí! Dios te ha ungido con el Espíritu Santo. Abre tu boca y expresa con tus palabras: “El Señor Jesús me ha ungido”. Pero esto es para aquellas mujeres guerreras y fieles que le creen. El éxito y fracaso de tu vida dependen de cómo se relaciona tu alma con Dios para dar nuevas buenas a los
abatidos, libertar a los cautivos y sanar a los enfermos. Y esto es necesario para que te determines en Él. ¿Cuánto tiempo dedicas al Señor?Cuando tú quieres agradar a tu cónyuge o a tu novio, tu familia, primero te metes en la
presencia de Dios para que salga el perfume del interior, y tu vida será diferente,cambiada y transformada. Tu Dios no es un Dios de mezclas. ¿Qué pesa más en tu vida si fueses una balanza?

El cumplimiento de la Palabra se produjo porque Eliseo se encontró con Dios. Hoy es el tiempo de que plantes y rompas las cadenas y veas cómo el enemigo está tratando de robar los sueños que ha puesto Dios en ti. Es necesario que sepas que cuando te preguntas: “¿Y ahora qué hago?” estás recurriendo a tu pasado para poner por obra las mismas decisiones que tomaste y te salieron bien. También en medio de las situaciones difíciles, primero recuerdas qué hicieron tus padres para que tú también lo pongas por obra para gobernar la situación. ¿Anhelas que Dios abra tus ojos? Aquí está el Espíritu Santo para abrir tus ojos. Porque cuando tú miras con tus ojos naturales preguntas: ¿y ahora qué hago? Y te amargas.

Pero Dios abre los ojos espirituales de cada mujer que no se conforma, porque no pueden predicar lo que no han vivido. Dilo con tus palabras: “Señor hasta aquí he llegado y quiero que mi alma sea sometida ante tu presencia. Quiero arrepentirme y quiero que tu Santo Espíritu obre en mi vida y que nada en este tiempo me saque de Tu voluntad. Te lo pido en el nombre de Tu Hijo Jesús. Amén”.

¡Dios te bendiga!
Pastora Divian Santiago
Abril, 2019

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